Fundación sin ánimo de lucro de Santa Bárbara ahora ofreciendo Educación al Aire Libre en las Escuelas Públicas
por Matt Kettmann | Publicado el 3 de octubre
de 2019 Fotografía: Cortesía
Estudiantes que abandonan la educación preparatoria encuentran un propósito. Los callados miembros de las pandillas se abren a las multitudes bajo las estrellas. Adolescentes cuidadosas de su imagen, mojan su cabeza en las cascadas. Niños de ocho años se dan cuenta que están en su primera aventura.

Todas estas historias son verdaderas en Wilderness Youth Project, una organización sin ánimo de lucro establecida hace 20 años en Santa Bárbara, para sacar a los niños, para enseñarles todas las lecciones maravillosas ofrecidas en el salón de la naturaleza. A través de los programas después de la escuela, los campamentos de verano y demás, WYP (pronunciado “Whip” en inglés) rápidamente fue acogido por los padres de Santa Bárbara, buscando abrir los ojos de sus hijos a las grandes actividades al aire libre.
Luego, en el 2008, una década después de la fundación de WYP, Richard Louv escribió: El último niño en los Bosques: Salvando a nuestros niños del Desorden de Deficiencia de Naturaleza, cuyo libro reveló a las masas la importancia que los niños aprendan afuera. Repentinamente, WYP fue un programa innovador. Su popularidad floreció.
Desde entonces, WYP maduró aceleradamente. Actualmente, con más personal y un financiamiento estable (la mayor parte de la Fundación Audacious), WYP sirve a más de 500 estudiantes de escuelas primarias públicas cada año en su programa “Bridge to Nature” que significa “El Puente hacia la Naturaleza”. También son ofrecidos programas de después de la escuela, campamentos de verano, jardín de niños y educación casera (home school). En todos los programas, asisten niños de 2.5 y 4 años hasta estudiantes de preparatoria. Más de mil niños y adolescentes experimentan el poder de WYP anualmente.
Yo he visto el impacto de primera mano, ya que ambos de mis niños han participado al cabo de los años. El verano pasado, mi hija de 7 años, Madeline, hizo una semana del campamento de WYP. Cada tarde, cuando ella regresaba de lo que se sentía como una seria aventura — nadar en el río de Santa Ynés, caminar por las olas de la playa de Tajiguas, jugar a las escondidas en el Lago de los Carneros — Madeline parecía re-vigorizada por su misión del día, revelando algo nuevo y así buscar empoderarse.
Como WYP Creció
La semana pasada, el director de los programas de WYP, Andrew Lindsey, estuvo en mi casa para explicarme cómo la organización ha evolucionado desde que empezó a trabajar allí hace 10 años. “Encontré a WYP in 2009,” dijo Lindsey, quien era un maestro en Vermont antes de mudarse a California. “Fue amor de verdad a primera vista. Fui capaz de empezar rápidamente.”
Inmediatamente, hubo dos situaciones que necesitaban resolver. La primera, era como asociarse mejor con las escuelas públicas, y la otra era cómo asegurar que WYP serviría a todo Santa Bárbara, no solo los que lo pudieran pagar.
“WYP estaba creciendo rápidamente, aun durante la mala economía,” dijo Lindsey después de que el libro de Louv fue publicado. “Era de repente muy de moda dar a nuestros niños tiempo al aire libre sin estructura, y nadie lo podía mejorar más que nosotros mismos. Pero también esto vino con gentrificación. Nuestros líderes de equipo Erika Lindemann, Dan Fontaine, y Michelle Howard le dieron vuelta al asunto y dijeron, “Tenemos que empezar a hacer esfuerzos para dar nuestros servicios a personas que reflejen la demografía de Santa Bárbara.”
Ellos se dieron cuenta que si un niño no tiene un aventón disponible de la escuela al parque Tucker’s Grove, no podrían participar. “Entonces, removimos este obstáculo,” dijo Lindsey. “Empezamos a reunirnos en la escuela McKinley. El Puente empezaba a construirse.” Luego vinieron dos años en la escuela Adams y después en la escuela bilingüe Adelante, una relación que ha continuado ya por 8 años.
Lindsey recuerda que se dió cuenta que por primera vez, el programa WYP era obligatorio, no una opción. “Si estabas en la clase de 5o grado con la señorita Ayala, tenías que ir con nosotros,” explicó. “No fue sino hasta que Mario Méndez y yo estábamos caminando al salón de clase, cuando nos dimos cuenta, que esta era la primera vez que a un niño se le obligaba a ir a WYP en lugar de escoger ir. Estábamos pasmados, pensando si a cada niño le gustaría WYP. Y resultó que sí.”
El primer dia, recuerda que llevaron a los niños por un camino por el arroyo San Antonio cerca del parque Tucker’s Grove. “Hubo lágrimas. Hubo felicidad. Hubo de todo,” él dijo. “Era como un musical de Broadway. Había de todo. Después estábamos libres y corriendo.”
Con el apoyo de la Fundación Audacious — y una meta interna de llegar a cada escuela con más del 50 por ciento de los estudiantes recibiendo almuerzo de precio reducido o gratuito — WYP se extendió a las escuelas McKinley, Adams, Franklin, Monroe, y Cleveland, así como a Peabody, Academia Comunitaria de SB, Notre Dame, y St. Raphael. (Continuamos trabajando con la escuela Harding.) “Hay muchas cosas que todavía se tienen que hacer para profundizar los lazos con las comunidades, aún cuando, definitivamente ahora servimos a todas esas comunidades,” dijo él. “Hacemos lo mejor que podemos para extendernos geográficamente desde Montecito hasta Winchester Canyon.”
La mayoría de los participantes están en el 4o grado, y cada niño sale con WYP nueve veces durante el año por medio día de escuela. “Tenemos nueve diferentes lugares para llevarlos, aunque a veces vale la pena llevarlos al mismo lugar,” dijo Lindsey.
Por qué Funciona WYP
¿Por qué funciona WYP para todo tipo de niños? Lindsey cree que hay dos cosas.
“Primero, todos los innatos y mágicos lugares de carácter salvaje,” explicó. “Cuando estás en un lugar robusto, de carácter salvaje, hay una vitalidad que está presente que habla directamente a los niños. Hay una variabilidad que existe en el lugar que les permite a los niños entrar en ese mundo, donde quiera que estén. Hay un verdadero misterio tan complejo como lo puedas imaginar. Hay un desafío físico que te golpea, ahí, a tu nivel. No importa si llevo a 10 niños diferentes con diferentes habilidades — cada uno encontrará una cosa que es un desafío para él o ella, y así mismo, será su punto de apoyo . El mundo natural no tiene límites entre lo físico o una estimulación emocional. Esto es continuo.”
Y segundo, hay una proporción ajustada entre niños y maestros de WYP, usualmente cerca de cuatro por uno. “Lo que significa que siempre hay un mentor capaz y disponible para escuchar el pensamiento de los niños acerca del mundo — tener esa relación íntima es muy valiosa,” dijo Lindsey. “Primero que nada somos una organización basada en construir relaciones. Solo que desarrollarlas afuera es el mejor lugar para hacerlas. Caminar alrededor en el aire libre te permitirá ver la vida, muerte, las responsabilidades, los desafíos, la integridad— todos los mayores aspectos de la vida están ahí en frente tuyo. Cuando los niños están pensando acerca de esto o lo experimentan, les forma un punto de vista sobre este mundo, hay alguien ahí listo para escucharlos y darles alguna guía o solo reflexionar sobre sus pensamientos acerca del mundo. A los niños les gusta”.
Qué es lo siguiente para WYP
Para el futuro, WYP está en una etapa de reflexión después de 10 años de “extremo” crecimiento, trabajando en el siguiente plan estratégico. “El lenguaje que estamos usando es, vamos a hacer una pausa. Vamos a profundizar en lo que estamos haciendo antes de pensar acerca de agrandar el programa. Vamos a asegurarnos de que después de más de 10 años, no dejamos atrás las cosas más importantes.” explicó Lindsey. “Esa es nuestra visión para los siguientes pares de años, solo re-examinando y asegurándonos que seguimos sirviendo a toda la gente con tanta integridad con nuestra misión, como lo hacíamos cuando solo teníamos algunos niños después de la escuela.”
Cuando se trata de los programas en las escuelas públicas, Lindsey ve la oportunidad de crecimiento en el involucramiento de los padres, así como evaluar el impacto de WYP. Sin embargo, el beneficio de este acercamiento ya no es más una pregunta.
“Yo creo que estamos en un lugar donde ya no nos tendrían que preguntar porqué las actividades al aire libre son buenas para los niños,” él dijo. “Nadie ha probado lo contrario”. Cualquiera que haya visto un niño al aire libre habrá visto que es un lugar adecuado. Necesitamos dejar de preocuparnos de probar que es bueno y empezar a trabajar más en lo que Podemos hacer con este potencial, como la gravedad.”
Por qué amamos a WYP
Le preguntamos a un número de participantes anteriores, personal, padres de familia, patrocinadores y partidarios de WYP que el programa tuvo un impacto en su vida. Esto es lo que dijeron.
Maya Shoemaker, 28, participante y empleada de WYP, ahora asistiendo a la escuela de estudios de postgrado en la Universidad del Sur de Oregón. “Tuve dificultades en la preparatoria, como muchos jóvenes los tienen al funcionar dentro de un Sistema que encuentro opresivo y marginado”. dijo Shoemaker, quien salió durante su segundo año en la preparatoria y empezó a ser voluntaria en WYP. “Rápidamente vi la profunda diferencia entre los niños recién llegados al programa y aquellos quienes habían participado por años. Me sentí intrigada, y mis selecciones académicas fueron informadas por mi curiosidad en el trabajo que estaba haciendo con WYP. Tomé clases de Desarrollo de la infancia, de estudios del medio ambiente, comunicación — y todo parecía conectarse.”
Ella recuerda a un estudiante cuando estaba teniendo un berrinche violento y tenía dificultad en conectarse con otros. “Estaba maravillada cuando lo volví a ver, de ver cómo él había conservado su naturaleza salvaje pero integrada a la Comunidad y como era un líder entre los adolescentes”.
Steve Glikbarg, 54, padre de familia y donador: Un gerente de bienes raíces de día, Glikbarg recuerda lo beneficioso que era tener grupos pequeños en WYP para sus hijos, con cuatro niños con un maestro. “Quizás sea ilógico, pero esto les permite más independencia a los niños,” dijo. “Un niño o dos pueden ascender el peñasco y explorar el camino, y siempre hay un adulto que podía estar ahí sin obstruir su camino para dejarlos hacer esto.”
Él se preguntaba si este programa pudiera alcanzar a más público, y el ayudó su crecimiento en las escuelas públicas. “WYP lentamente extendió su programa a las escuelas públicas sin debilitar la importancia del programa.”
El hijo de Glikbarg, Leo de 17 años, se está preparando para un viaje mochileando de 5 días antes de irse al colegio. “Honestamente pienso que se va por WYP,” dijo Glikbarg. “El está cómodo con y alrededor de la naturaleza de tal manera que muchos adolescentes (y adultos) no lo están. WYP También lo motiva a explorar y tomar riesgos, que le han servido en sus estudios académicos as si como es su vida personal.”
Judith Lugo, 31, participante, ahora es la directora del programa Actividades con la Liga de la Policía de Santa Bárbara: “En la preparatoria, este era mi único escape en mi vida diaria,” dijo Lugo, quien asistió a la escuela de continuación La Cuesta”. “Experimenté la vida al aire libre de una manera que nunca pensé que pudiera. Mis amigos y yo regresábamos de los diferentes caminos de senderismo de WYP e influenció a otros a conectarse con nosotros. WYP era la única organización en La Cuesta que era fiable. Les teníamos confianza y los respetábamos. Cuando mi travesía por mundo de las organizaciones no lucrativas empezó, recuerdo lo que WYP hizo por mí y sin importar nada, WYP estaría allí el día que dijeron que iban.
Ella recuerda a un amigo, un miembro activo de una pandilla, quien cambió gracias a WYP. “Él no hablaba; era muy difícil obtener unas palabras de él,” ella dijo. “Después de esa semana, todos se reunieron a hablar de sus experiencias. Él se levantó y habló. ¡Él habló en un salón lleno de amigos y de extraños! Esto fue algo como un milagro.” El habló acerca de dormir afuera, en vez de las tiendas. “El no podía poner en palabras que tan poderoso y libre era poder ver las estrellas,” ella recuerda. “El habló de cómo se sentía con la fuerza de poder hacer que su voz se escuchara y dijo que sentía una conexión estrecha con todos los que fueron al paseo. Eso se quedó conmigo. Yo supe que quería que los jóvenes de PAL experimentaran lo que él tuvo y lo hacen.”
Andrew Lindsey, edad 47, director de los programas de base en las escuelas: Temprano en su Carrera con WYP, Lindsey guió un grupo entre los 7 a 9-años de edad a través de las faldas de la montaña de la Reserva de San Marcos. Ellos decidieron bajar un barranco en camino para su casa, pero empezó a oscurecer mientras ellos se abrían camino entre la brecha. “Yo observe descender la obscuridad en la conciencia colectiva de los jóvenes niños, mientras ellos se abrían camino en su regreso en una colina desmoronándose, literalmente cerniéndose debajo de nosotros,” él explicó. “No fue fácil. Tuve que empujar a algunos mientras ellos se jalaban los unos a los otros, utilizando también arbustos de Coyote. Y yo estaba ahí, todo desapareció de la realidad de la mayoría de ellos, cuando un niño se dirigió a uno de sus compañeros y en confesión y en un tono revelador, dijo: Yo creo que ésta es mi primera aventura.” Y así empieza la travesía de cada héroe.”
Kathy Abney, directora retirada de las preparatorias La Cuesta y Alta Vista: Cuando Abney empezó su trabajo en el 2000, WYP estaba trabajando con los estudiantes en el distrito. “En una de las excursiones en el área delantera del Condado, un número de estudiantes de La Cuesta tuvo la oportunidad de salpicarse y bajar al área natural de granito en Las Siete Cascadas,” ella recuerda. “Varias estudiantes mujeres [incluyendo Judith Lugo], siempre impecablemente vestida y maquillada, regresaron del paseo totalmente empapadas, habían saltado al agua junto con sus compañeros varones. Ellos tuvieron un tiempo increíble, nunca se preocuparon ni una sola vez acerca de su apariencia. Fue en este tiempo en el que yo me di cuenta cuanto el programa WYP resonaba con estos estudiantes quienes no tenían experiencia de actividades al aire libre para hablar y que estaban dispuestos a dejarse el pelo suelto para ser jóvenes.”
Lynn Shoemaker, 62 años, padre de familia: La hija de Shoemaker, empezó a asistir hace 15 años, y su hijo de 17 años continúa participando y hace trabajo voluntario. “En contraste con el viaje de campamento de la escuela secundaria con muchas de las reglas gritadas acerca de no llevar cuchillos, no te pierdas de vista, y demás, en el paseo adolescentes de WYP, se les preguntó a los jóvenes si tenían cuchillos, luego si tenían un cuchillo, luego denle uno si no tenían,” ella explicó. “Ellos sugirieron que se quedaran juntos o que le dijeran a alguien si ellos se irían a caminar solos. Un niño regresó de caminar de su paseo y dijo que ¡había remado cruzando el lago! ¡En una Balsa! ¡Que él había construido!”
También recuerda la semana del taller familiar “art of mentoring”, cuando los adultos fueron llevados a una caminata, escuchando y buscando con cuidado animales o señales de pájaros. “Nos paramos en un claro para poner atención y silenciosamente notar todo lo que podíamos,” ella recuerda. “Yo vi que había un niño escondiéndose en los arbustos, vi alrededor y encontré dos o tres más y me sentí muy astuta. Pero luego vino un llamado de coyote, y 20 bien camuflajeados niños y personal brincaron de los árboles, los arbustos y de los montecitos de hojas. Me sentí como Dorothy en Oz cuando las flores se transforman en ardillas.”
Chloe Glikbarg, edad 21, participant y voluntaria, ahora estudiante en la Universidad de Stanford: “Pienso que aprender acerca de la naturaleza es una parte increíble de crecer, en parte porque te hace más agradecido por lo que tienes,” dijo Glikbarg. “Especialmente en el estado actual, con el clima cambiante y muchos desastres naturales, no solo es importante, pero discutirlo es necesario, tener un entendimiento de nuestro medio ambiente y de lo que necesita. Sin él, no estamos bien equipados de cuidar nuestros alrededores o de hacer los cambios necesarios para prevenir más extensos daños del medio ambiente. WYP enseña a sus estudiantes como ser conscientes, pensativos y ciudadanos respetuosos con cada uno y con el mundo alrededor nuestro.”